miércoles, 9 de diciembre de 2009

EL UTILITARISMO, UNA APROXIMACIÓN ÉTICA


Introducción:

Entre las corrientes de pensamiento ético que mayor repercusión ha tenido en el último tiempo se encuentra el utilitarismo. Corriente de pensamiento que sostiene que lo bueno consiste en lo útil, es decir, en esta doctrina ética se postula que lo moralmente bueno radica en la legítima aspiración hacia el bienestar.

Esta doctrina tiene su origen en el mundo anglosajón, pero su importancia ha sido notoria en todo occidente. De capital importancia en el plano ético-político, pero no por ello deja de tener importancia en los otros ámbitos del actuar humano. Entre sus exponentes más destacados nos encontramos con Bentham, J. Mill y J. Staurt Mill quienes han postulado “el encuentro entre el principio liberal del individualismo y el principio idealista de la justicia”.

El utilitarismo ha tenido un extraordinario desarrollo y “ha construido un sistema ético normativo que supera ciertas deficiencias denunciadas por los nuevos defensores de las éticas deontológicas” . En otras palabras, se ha afirmado en un sistema ético que pretende ser una alternativa que permita compatibilizar los derechos individuales y la búsqueda de la felicidad colectiva.

Bajo el principio: “mayor felicidad para el mayor número de personas” se puede clasificar a esta corriente como una ética teleológica o más propiamente consecuacionalista, pues se afirman en la idea de que es necesario hacer aquello que vaya en beneficio del mayor número de personas.

Hemos articulado este ensayo con una estructura tal que nos permita tener una mirada Propedéutica de esta corriente ética. Para ello, y en beneficio de la finalidad que nos hemos propuesto, nos detendremos en el pensamiento de sus principales exponentes, para ver luego las características de esta doctrina, para terminar con un esbozo de sus consecuencias principalmente en el plano ético – político.

El utilitarismo y sus principales exponentes

A juicio de muchos, los principales exponentes de esta corriente utilitaria serían J. Bentham y J. S. Mill. Ellos han puesto las bases de la teoría utilitaria al afirmar que el principio de moralidad, es decir, de lo que es o hace al individuo y a la sociedad mejor es la búsqueda de una mayor felicidad. Para esta corriente filosófico moral el valor supremo es el de la utilidad. O como lo afirma Ferrater mora “la doctrina según la cual la preposición “x” es valiosa es considerada sinónimo de la proposición “x” es útil”.

Uno de los primeros exponentes del utilitarismo es Bentham. Como lo afirmaremos en el párrafo posterior el principio “mayor felicidad para el mayor número” fue articulada por este autor, quien recibe la influencia de varios autores. Entre ellos podemos mencionar a Hume, Helvecio, Beccaria y Priestley de quienes hereda su pensamiento jurídico, ético y político. Bentham tiene la osadía de “articular el primer borrador de la teoría utilitarista de la moral y de la política, que había de ser en gran medida corregido, matizado y perfeccionado por J. S. Mill”

Para Bentham, por ejemplo, el único criterio defendible racionalmente del bien social es la mayor felicidad del mayor número, entendiendo como felicidad la cantidad de placer resultante del dolor. Considera que cualquier teoría que se dedique al bien común o busque la felicidad de todos como justificación y legitimación de los gobiernos y los individuos particulares debe ser considerada en sentido estricto utilitarista. Para nuestro autor la felicidad social sería la suma de felicidades individuales. Para comprender esta extraña formulación del bien común tenemos que intentar comprender la concepción de hombre que subyace a su pensamiento.

Para Bentham el individuo lleva inscrito en su naturaleza la tendencia a la consecución máxima del placer sin tener para ello ningún límite. Afirma nuestro autor que la naturaleza humana está puesta bajo dos amos soberanos; el dolor y placer. y dice que ellos son los patrones por los cuales los hombres nos guiamos y consideramos correcto (si está más cerca del placer) o incorrecto (si está más lejos del placer). Bentham afirma, por otro lado, que somos guiados y movidos por la búsqueda de placer o el miedo o el dolor y nuestra actuación dependen de ellos. Establece una escala de placeres que van desde los de orden material a los de orden no material. Sin embargo, plantea nuestro autor, que la posesión de bienes materiales era básico para poder alcanzar otros placeres, de manera que era esta condición sine qua non para medir todos los placeres. Afirmaba, por ejemplo, que “a cada porción de riqueza correspondía una porción de felicidad” , por ello es que cada individuo trate de conseguir la mayor cantidad de riqueza sin restricciones.

Postulaba una unidad estrecha entre riqueza y poder, pues a mayor riqueza mayor posibilidad de beneficios personales. Afirmaba que “los seres humanos son un instrumento de producción eficaces, y que por lo tanto, cada uno desea emplear los servicios de sus congéneres a fin de multiplicar sus propias comodidades”

Bentham, por otro lado, restringe la moral a la autodeterminación y al autoadiestramiento de los afectos y de la voluntad por un lado y por otro, la moral debería regular las acciones externas. Sin embargo, su teoría ética puede ser considerada como un intento de transformar la sociedad, “con ánimo de proseguir y completar la tarea de los ilustrados, colocando al hombre como individuo como el fin último de al reforma y transformación de la sociedad”. En ese sentido, su teoría de la sociedad pretendía ser una respuesta a los anhelos de cambio en la sociedad de su tiempo donde, como lo afirma Guisan, se presentaron como propuestas de salida ante la situación de poder y de intereses particulares de unos grupos contra la opresión de la mayoría. ”Bentham consideró que el utilitarismo está al servicio de una reforma de la sociedad humana, de su estructura política, que debía ser básicamente liberal y democrática, y de sus costumbres.” Bentham es exponente del llamado utilitarismo clásico “establece los cánones y directrices principales de esta teoría ético-política que ha permeado todo el pensamiento anglosajón”

James Mill, por su parte, afirmaba que el ser humano debía someter al gobierno sus placeres, a riesgo de dañarlos o perderlos, con ello el hombre podría lograr lo que le agrada sometiendo a los otros. En otras palabras, la sociedad es un producto de individuos que buscan incesamente el poder sobre otros, inclusive a expensas de él. Y para que este tipo de sociedad así entendida funcione se hace necesario que exista un derecho. Las leyes tendrían la finalidad de resguardar el orden y la seguridad de aquellos que buscan el poder y la felicidad.

Afirmaba, por otro lado, que “se podía excluir sin inconvenientes a todos los individuos cuyos intereses están indiscutiblemente en los de otros individuos” . En el plano político significaba la exclusión de las mujeres del voto universal, pues sus intereses están incluidos en el de sus padres o maridos.

J. Stuart Mill, por su parte, puede ser considerado el perfeccionador y corregidor de la teoría utilitaria. Su padre lo introdujo bajo la admiración de Sócrates y de los diálogos de Platón. Y a él debe su temprana preocupación por los valores de la virtud y de la honestidad, de la integridad personal y la preocupación por la mejora de la condición humana. De allí su preocupación por la transformación del mundo. Se propone matizar el credo utilitarista primitivo de Bentham (del cual discrepa en algunos sectores) que estaba destinado al fracaso. Esto lo lleva a postular que “el desarrollo de los sentimientos era una fuente de alegría interior que podía ser compartido por todos los seres humanos” Sus obras principales son el utilitarismo (1863) y sobre la libertad (1859)

J. S. Mill, por su parte, proclama la superioridad de los placeres del intelecto, la imaginación, los sentimientos morales, etc. Y con ello responde a los malentendidos que afirman que el utilitarismo está ligado solamente a los placeres más bajos. Su modelo de hombre es aquel que es capaz de desarrollar sus facultades o sus capacidades y su esencia está en ejercerla y no está su esencia en ser meramente consumidor . La buena sociedad es para él aquella que permite y alienta a cada uno a actuar, de modo que ejerza, desarrolle y disfrute de sus capacidades y las pueda desarrollar. En esto se distancia de la propuesta de Bentham y J. Mill.

Las características del utilitarismo:

El tema central del “utilitarismo” como corriente filosófica moral es la de buscar un principio que le permita determinar cuando una acción es buena o es mala. A este principio el utilitarismo llama el principio de utilidad. Para ellos la regla de oro que nos encontramos en el evangelio es el ideal de la moral que intentan proponer; “Haz como querrías que hicieran contigo y ama a tu prójimo como a ti mismo”

Según Bentham y J. S. Mill el utilitarismo tiene sus orígenes en los períodos muy antiguos y se han mantenido en el tiempo. A decir, de Guisán “todas las argumentaciones éticas se han llevado a cabo a lo largo de la historia del pensamiento, incluso las pretendidas antiutilitarias, se han hecho al tenor de dos grandes principios utilitaristas”, a saber:

• La felicidad es el valor más importante (en esta u otra vida) a nivel individual;
• La utilidad general, el bien común, el bienestar colectivo, es desde Cicerón a Sto. Tomás de Aquino, la meta deseable es el quehacer de los gobiernos y los políticos”

Si echamos una rápida ojeada a la historia de la ética nos daremos cuenta que el tema de la felicidad traspasa el pensamiento de varios autores, aunque no expresen el concepto de felicidad individual como lo hace el utilitarismo. Por ejemplo cita Guisán a Epicuro, a Platón e incluso al mismo Kant. Como dijimos en nuestra introducción el utilitarismo formula su fundamento en el principio de mayor felicidad para el mayor número ¿ qué se intenta afirmar con ella? Algo muy básico, solo se pueden considerar como buenas, correctas aquellas acciones que tienden a la mayor felicidad y son incorrectas o malas aquellas que buscan lo contrario.

Lo mismo que Bentham, J. S. Mill entenderá la felicidad como la ausencia del dolor, es decir, el placer. Nos encontramos aquí con el fundamento de esta doctrina; la conducta correcta del actuar humano se asienta en el hecho de que todo hombre busca por naturaleza el placer y evita el sufrimiento e intenta eliminarlo a toda costa. Se sigue de esto, según nuestro autor, que las cosas que desea el hombre no es por el bien que tengan en sí mismos sino por el placer que ellos tienen o como medios para la consecución en algún placer.

Es decir, no existe ninguna motivación superior en el ser humano que no sea otra que la búsqueda de placer. Este concepto de felicidad restringido a la consecución de placer es el distintivo del utilitarismo. Mill intenta defender esta tesis afirmando que este concepto se ha malinterpretado, ya que con ella no se ha intentado rebajar a los seres humanos igualándolos con los cerdos, más bien, al referirse a la búsqueda de placer como objetivo del hombre se está refiriendo a un tipo de felicidad exclusiva del ser humano. “Lo que involucra una referencia a todas las capacidades humanas que son propias del intelecto, o las que acompañan a la virtud y a todos los sentimientos armoniosos de amistad y cooperación entre los hombres”

Podemos afirmar, según lo anterior, que Mill, y con él el utilitarismo acepta la teoría de los placeres sostenida por los epicúreos, “afirma que no se conoce ninguna teoría epicúrea de la vida que no asigne a los placeres del intelecto, de los sentimientos y de la imaginación, un valor mucho más alto, en cuanto a los placeres, que a los de la mera sensación”

Principios del utilitarismo

Una vez aclaradas las características del utilitarismo, detengámonos a ver sus principales principios de orientación moral:

1. Hedonismo Psicológico:

Este principio se puede resumir como sigue “todo el mundo desea su felicidad” El objetivo del actuar humano es la búsqueda de su propio placer, maximizar sus utilidades. Esta idea fundamentalmente fue articulada por Bentham en su obra “Introducción a los principios de la moral y la legislación” (1789) y ratificada posteriormente por J. S. Mill “al afirmar que no puede ofrecerse razón alguna de por qué la felicidad general es deseable excepto que cada persona en la medida en que la considera alcanzable desea su propia felicidad” , pero no se trata de que las acciones humanas estén determinadas únicamente por el placer o el dolor evitable sino más bien que ellos son causa para realizar un acto determinado deseable.

El hombre siempre actúa movido por el placer y el dolor, entendiendo aquí que placentero es todo lo que el hombre considera como tal, incluida la vida virtuosa , Bentham afirma que “los hombres cuando piensan libremente no pueden menos que desear el placer y evitar el dolor, propio o ajeno” El Hedonismo Psicológico pues, no compromete a Bentham ni a ningún otro a asegurar que uno no pueda hacer nada contrario a los intereses inmediatos de su felicidad, sino que afirma, simplemente que, en última instancia, todo lo que el hombre hace lo hace en vistas a su felicidad”

2. Hedonismo ético Universal


Pero sin embargo no podemos catalogar sencillamente como un egoísmo ético hedonista pues el mismo Mill postula un cierto hedonismo universal “que presupone la existencia de motivaciones y sentimientos fuertemente sociales y solidarios. Para él “la búsqueda de la felicidad de cada ser humano va emparejada con la búsqueda de fines morales como la virtud, la excelencia y el autorespeto y con al solidaridad, mediante la empatía que nos mueve a gozar en la búsqueda de la felicidad ajena, el tránsito de un hedonismo psicológico así entendido al hedonismo ético universal tiene lugar de forma enteramente natural y espontánea.”

“La aportación más importante de Bentham a la filosofía moral fue precisamente la de haber presentado el esbozo de un hedonismo ético universal plausible y reivindicable, que sirviese de fundamento legitimador de la legalidad establecida (...) atendiendo por igual a los intereses de todos los seres sensibles y sintientes, descartando, de la mano de Hume, el prejuicio de que la eticidad guarda relación con la racionalidad más que con la sensibilidad.” Para Mill la felicidad supone un gozo solidario que experimentan las personas autodesarrolladas y autónimas. (contento). Por otro lado, la felicidad para Mill supone una diversidad en la calidad de los placeres “es del todo compatible con el principio de utilidad el reconocer el hecho de que algunos tipos de placer son más deseables y valiosos que otros” Por lo tanto, el utilitarismo no hace uso de cualquier tipo de placeres sino de aquellos que permitan al ser humano sentirse autosatisfecho, autorespetado.

3. Corrientes Utilitaristas

Como lo afirma Ferrater Mora el Utilitarismo es “un cierto grupo de teorías filosóficas y éticas surgidas en la época moderna” , pero es una corriente que hasta hoy tiene sus defensores y sus detractores. Sin embargo, podemos distinguir varias corrientes dentro de lo que denominamos utilitarismo. En primer lugar, hay que distinguir entre el utilitarismo de los actos y el utilitarismo de las reglas. Según Smart el utilitarismo de los actos se refiere a “la opinión de que lo justo o lo equivocado de una acción debe juzgarse por las consecuencias, buenas o malas, de la propia acción. Y el de las reglas es aquel que opina que lo justo o lo equivocado de una acción debe juzgarse por la bondad o la maldad de las consecuencias de una regla de acuerdo con la cual todo el mundo debería ejecutar una acción en circunstancias análogas.

Además podemos distinguir entre utilitarismo hedonista (que hace referencia a la valoración de todos los placeres por igual, no importando si éstos sean toscos, rudimentarios, groseros o grotescos. Lo único que importa es que ellos produzcan una felicidad o placer, afirman los defensores de esta corriente del utilitarismo, que esto permite no discriminar entre el tipo de placer de la gente común con el de la gente opulenta) y utilitarismo no hedonista. También podemos distinguir entre utilitarismo negativo que se refiere a la reducción del sufrimiento a lo mínimo y el utilitarismo positivo que es el aumento de la felicidad al máximo, también podemos encontrar el utilitarismo idealista, semiidealista y el utilitarismo de la preferencia y de la ampliación, entre otros.

Los aportes éticos – políticos del utilitarismo: la democracia liberal

A mediados del siglo XIX, dos cambios sociales llaman la atención de los pensadores liberales; crecía la clase trabajadora (asalariados), transformándose en un peligro para la estabilidad social, en especial para la propiedad. Como era un número inmenso ello por sí mismo constituía un elemento grande de presión para obtener los derechos políticos que, de ser otorgados, podría convertirlos en los futuros gobernantes. El primero en percatarse de esa situación fue J. S. Mill que en su doctrina acerca de la felicidad para el mayor número calzaba correctamente con los postulados políticos, pero que en lo económico se contradecía con la equidad requerida por la justicia distributiva. Mill expuso su teoría democrática liberal como un conjunto de objetivos morales. Postuló la posibilidad de mejorar la humanidad mediante un modelo de democracia moral generada por la sociedad libertarista e igualitaria. Concebía al hombre como un ser capaz de desarrollar sus facultades y ejercerlas, no siendo tan solo un consumidor (como lo postulaba su padre y Bentham en el primer modelo de democracia que nos expone Macpherson) sino como persona capaz de ejercer y desarrollar sus capacidades. Una buena sociedad, para él, es aquella que permite y alienta el desarrollo de las capacidades de los seres humanos, quienes no constituyen una masa de consumidores competitivos, egoístas y conflictivos. La democracia, en opinión de Mill, proporcionaba a todos los ciudadanos, interés personal y motivaciones suficientes para participar activamente en el gobierno, a lo menos para votar, informándose y desarrollando una opinión propia sobre asuntos de su interés, contribuyendo a formar una ciudadanía más activa y enérgica.

La teoría de Mill aporta al liberalismo el hecho de haber sobrepasado la idea de que el egoísmo constituye la principal motivación para el actuar del ser humano. Por otro lado, le aporta el hecho de entender el bienestar social como algo que importa a todos los hombres de buena voluntad y que la libertad, la integridad moral y el respeto a ala persona humana representan bienes intrínsecos, que contribuye a la felicidad del ser humano.

Para él la sociedad no tenía que ser y no debía ser una sociedad de consumidores y apropiadores competitivos, conflictivos y egoístas. “Podía y debía ser una comunidad de personas que ejercitaran y desarrollaran sus capacidades humanas. Pero no lo era todavía. El problema era lograr que avanzara en su dirección. El argumento en pro de la democracia era que daba a todos los ciudadanos un interés directo en los actos del gobierno, y un incentivo para actuar activamente, por lo menos hasta el punto de votar por el gobierno o en contra de él”

Reconocía que la distribución de la riqueza era un impedimento para el desarrollo e iba en contra del principio equitativo de la propiedad. Sin embargo, admitía la distribución entre capital y trabajo, propio del sistema capitalista. Pero la mala distribución del producto obedecía, según él, a un accidente histórico.

En este sentido tenemos que afirmar el aporte y avance que se produce en J. S. Mill respecto de las ideas de Bentham y su padre James Mill. Mientras que para Bentham los placeres debían incluir todo lo valorado por el hombre, propugnando una autonomía intelectual y social del individuo. Estos valores no eran considerados verdades absolutas sino como meros pasos dirigidos hacia la meta final de felicidad. Tenían poca sensibilidad ante los valores orientadores de la conducta humana, así como la miopía para ver y apreciar los deseos existenciales de la naturaleza humana

Este tipo de teoría democrática tenía como modelo de hombre a aquel que, por naturaleza, era maximizador de utilidades. Para Bentham y James Mill, exponentes de este modelo, no era necesario cambiar el modelo de hombre y de sociedad que se tenía, ya que ésta (la sociedad capitalista de mercado) que era competitiva, permitía la coherencia con naturaleza humana en la que cada individuo intentara en cada momento explotar a todos los demás, de forma que no había nada que hacer con al sociedad. Lo único que había que hacer era impedir que el gobierno oprimiera a los gobernados, y para eso se lanzaba el sufragio universal democrático como un protector automático.

El modelo de sociedad que subyace a este modelo es la que entiende a ésta como la suma de individuos con intereses conflictivos. De allí se sigue la necesidad de un gobierno, de la determinación de sus funciones y de la forma de elegir a éste.

Los principales exponentes de este modelo son Benthan y James Mill. Ellos en su teoría utilitaria desarrollaron la necesidad del sufragio democrático. Este sufragio tenía una combinación del principio ético de la igualdad y del modelo de mercado competitivo.

El bien social o la mayor felicidad de la sociedad es la mayor felicidad individual del mayor número de ciudadanos, entendiendo como felicidad la cantidad de poder individual. Se afirma que a cada porción de riqueza corresponde una porción de felicidad. La felicidad social implicaba, según esto, la felicidad de cada uno de los individuos. Esto debido a que cada uno de los individuos, por naturaleza, tratan de llevar al máximo su propio placer, sin límites. La posesión de bienes materiales, según nuestro autor, es tan básica para la consecución de las demás satisfacciones y la forma de maximizar la propia riqueza es obtener poder sobre otros. Existe una estrecha relación entre poder y riqueza; ya que cada uno es instrumento de producción sobre el otro con el fin de multiplicar sus propias satisfacciones.

La sociedad sería una colección de individuos que desean incesantemente el poder sobre otros y a expensas de ellos y para que no estalle una sociedad constituida de esta forma se hace necesario el derecho para instaurar el orden. Las leyes deberán producir felicidad para el mayor número de personas, es decir, debe ser útil a lo menos en cuatro aspectos, a saber;

 Para facilitar la subsistencia: Las leyes deben entregar lo necesario para la subsistencia de todos.

• Para producir la abundancia: Ya que la consecución de la abundancia es natural al hombre.

 Para Favorecer la Igualdad: Las leyes deben permitir que todos tuvieran la misma cantidad de riquezas e ingresos. Esto se daría gracias a la ley de la utilidad decreciente en la que se afirma que el incremento de al riqueza aportan sucesivamente menos satisfacción a su propietario pues cada uno tiene la misma capacidad de placer. De allí se sigue que la mayor felicidad será cuando la distribución de la riqueza sea más igualitaria

 Mantener la seguridad: La seguridad de los propietarios y de las expectativas de que el trabajo le dará a cada uno su rendimiento. Las leyes deben proteger la propiedad individual, ya que todo individuo naturalmente trata de maximizar su placer al infinito y a expensas de otros. Se hace necesario tener seguridad de los frutos del trabajo propio. Se debe garantizar la seguridad de todo tipo de sociedad existente, incluso aquella que no es fruto del trabajo propio. Es imposible, según los exponentes de este modelo, que exista una sociedad sin clases.

El rol del estado según este modelo, es un tipo de gobierno que estableciera y protegiera una sociedad de mercado libre y esto pasaba por la necesidad del sufragio universal, la frecuencia en las elecciones y la libertad de prensa. La ley y el estado debían resguardar a los individuos del gobierno. El hombre se rige por lo que le interesa y por ello es necesario que el voto fuera el impedimento legal para que el gobierno no le quite el interés de la gente. De allí que J. Mill postulara la frecuencia de las elecciones para no aumentar el poder del estado, porque mientras más tienen los gobernantes menos tienen los gobernados. (Mientras menos duren en el gobierno mejor) El voto es, pues, un poder político para protegerse del poder político del opresor. Además de otorgarle una mayor importancia al rol del poder legislativo sobre el ejecutivo.

En resumen, para el utilitarismo las instituciones sociales deben estructurarse de la forma más adecuada y eficaz para conseguir el bienestar general. Sin embargo, la satisfacción individual es independiente de las relaciones entre los individuos como miembros de un todo social.

Conclusión

El utilitarismo es, como lo afirmamos en nuestro ensayo, una corriente filosófica y ética que, si bien surge en el siglo XVIII, en el día de hoy tiene muchos seguidores y muchos detractores. El propósito de ensayo fue articular las principales líneas de esta corriente que ha influenciado mucho la democracia anglosajona, especialmente, pero que hoy nos invade a todos con sus planteamientos fundamentales democráticos y liberales.

Sin embargo, al profundizar en esta doctrina nos hemos dado cuenta de su aporte importante para filosofía y en especial para la ética. Es importante destacar el talante práctico de esta doctrina que surge como un intento de transformar las relaciones entre los individuos de manera de que la sociedad fuera mejor, atendiendo a las necesidades de todos los hombres por igual.

Creemos que una valoración positiva del utilitarismo en cuanto intento por hacer de la existencia algo más llevadero, que permita a las personas sacrificar sus placeres e intereses individuales por el bien de los otros y de la sociedad, puede ayudarnos a descubrir su real aporte a la ética y a la política. Lo que pasa es que muchas veces hemos concebido a la corriente utilitaristalo más unida al individualismo egoísta y maquiavélico, descubriendo solamente sus elementos negativos y olvidándonos de sus ventajas.

Así hemos descubierto una ética que no es egoísta sino que tiene un fuerte sentido social y que, de alguna manera, lo expresa en su principio “la mayor felicidad para el mayor número de personas”. Es una corriente que como bien lo afirma Guisán, permite dar una mayor libertad al ser humano pues es ella quien decide acerca de lo que es bueno y correcto para él y no por sometimiento a otras autoridades, instituciones o personas que inventan mitos y leyendas que coartan y empequeñecen nuestra libertad y nuestra felicidad. (lo que hemos llamado en nuestro ensayo autonomía social e intelectual de los individuos)


Bibliografía

Camps Victoria Editora; “Historia de la Etica”, Tomo II, La ética moderna, Edición Crítica, Barcelona, 1992.

Camps, Victoria Editora, “Concepciones de la Etica”, Editorial Trotta, Madrid, 1992.

Ferrater Mora, José; Diccionario de Filosofía”.

Gustavo escobar; “Etica, Introducción a su problemática y su historia”, 3ª edición, Ed. Mcgraw-Hill, México, 1997.

Julián marías, “Historia de la Filosofía”, Editorial Alianza, Salamanca, España. 1990,

C. B. Macpherson, ”La democracia Liberal y su época”, Editorial Alanza, España, 1994.

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