martes, 7 de diciembre de 2010

LA FRASE DE NIETZSCHE; DIOS HA MUERTO!!

(Protocolo presentado en la Asignatura de Metafísica del Programa de Doctorado en Filosofia)
Catedra del Prof. Ricardo Espinoza Lolas


Ricardo Montes Pérez
Oscar Paz Gutierrez

“Dios ha muerto” (Gott ist Tot, 1832) es, desde la lectura de Heidegger, la culminación de una manera ontoteologica de entender la metafísica. Recoge la tradición metafísica que ya estaba presente en Parménides y que se ha ido decantando a través de las diferentes lecturas del Ser hechas por occidente, atravesando Spinoza, Scheling, hasta llegar a Hegel, Esta manera de hacer metafísica es entendida como “la pregunta por lo ente en cuanto tal en su conjunto. La totalidad del conjunto es la totalidad de lo ente, que unifica en su calidad de fundamento que hace surgir algo” , es decir, la metafísica es ontología por un lado, es decir, estudio del ente y teología, por otro, en cuanto estudio del fundamento de lo algo. Con el “Dios ha muerto” de Nietszche se logra vislumbrar un pensamiento que no es metafísico y desde el cual arrancará toda la reflexión Heideggeriana.

La clase gira en torno a la lectura interpretativa del texto “Caminos de Bosque”, de Martín Heidegger, publicado en 1943 y que es una lectura de Nietszche, centrado en el intento por escudriñar la frase “Dios ha muerto”.. Este texto es fruto de las reflexiones que Heidegger venía haciendo de Nietzsche entre 1936- y 1943 y que es una síntesis del curso “El eterno retorno como arte en Nietzsche, desde la Voluntad de poder”.

En las primeras líneas de su texto Heidegger nos dice “La siguiente explicación intenta orientar hacia ese lugar desde el que, tal vez, algún día podrá plantearse la pregunta por la esencia del Nihilismo”. Aquí nos situamos, según nuestro profesor, en un giro en la interpretación del Ser en Heidegger. Ya no es la pregunta por el sentido del Ser, que es una pregunta ontoteológica, que viene dado por la pregunta por la Verdad del ser. Sino es una pregunta topológica, en cuanto es una pregunta desde un afuera de lo que se ha pensado, desde otro horizonte de
posibilidad que ya está inscrito, de manera difusa, en el pensamiento de la Metafísica tradicional (léase en sus pensadores más importantes para Heidegger, ej. M. Eckhart, Pascal, Scoto, San Agustín, Kierkegard, Schelling, etc). Lo que intentará llevar a cabo será la Destruktion entendida como desmantelamiento de estos encubrimientos. Este afuera es inmedible, por tanto, no es el mismo pensamiento metafísico ya dado sino que es una nueva manera de pensar la metafísica, desde fuera de la ontoteología.

El Nihilismo planteado por Nietzsche, según Heidegger, sigue siendo Ontoteológico, en cuanto se inscribe en la tradición occidental de negación del ser. Por tanto, la pregunta por el sentido del ser se ha transformado en Heidegger en una pregunta por el sentido del Nihilismo. Pregunta que como se ha señalado, ha de ser planteada desde un afuera.

“La Explicación tiene su raíz en un pensamiento que comienza a ganar claridad por primera vez” . Heidegger nos expone su originalidad en el pensar desde el afuera, el esfuerzo será construir desde su raíz, es decir, su fundamento (Ground) la verdad misma de la metafísica. Nietzsche no había logrado dar con ella, la había rozado, pero nunca logró dar con la esencia misma de ésta. Así es como Nietzsche , en su esfuerzo, por destruir la metafísica, ha terminado por destruirse así mismo. Con el pensamiento Nietzscheano se consumen todas las posibilidades de la metafísica, luego de él solo quedarán residuos de ontoteología.

Se afirma además que, el mismo Nietzsche no pudo llegar a descifrar la Verdad del Ser, en cuanto esencia misma del Ser y que él mismo intenta destruir. El desentrañamiento de la verdad en el pensamiento de occidente, desde Parménides en adelante, será la finalidad pretendida por el autor, desde su mayor exposición que es el Nihilismo. El ser sería así “ Aquello que no sólo necesita la más larga serie de pre-cursores, sino que incluso es esta serie; no el terminar, sino el más profundo inicio, que extendiéndose con total amplitud se recoge en sí muy difícilmente.” Y en eso se recoge la tradición Hegeliana del absoluto que se cierra a si mismo en una dialéctica de negatividad para poder universalizarse en lo particular, para que siendo en cada uno pueda serlo en todos. Sigue Heidegger “La denegación es la nobleza más alta del donar y el rasgo fundamental del ocultarse, cuya manifestabilidad constituye la esencia originaria de la verdad del ser. Sólo así el ser deviene el extrañamiento mismo, el paso tranquilo, fugaz, del último dios”.

La metafísica es la historia del olvido del ser, por lo tanto, la pregunta por el ser, original de la filosofía, se convierte en la pregunta por el olvido del ser; en el preguntar por el olvido del ser se evidencia que el retraerse, el ocultarse [Lethe], le es propio al ser; la pregunta por el olvido en este sentido muestra en el olvido el ocultarse característico del ser.

Este esfuerzo por pensar lo último, como acontecimiento apropiador es “original” en la medida en que es una lectura nueva desde otros fundamentos que no pretenden ser necesariamente los mismos, sino una vuelta nueva desde lo nuevo que es el ereignis. Pensar el ser desde la manifestación-ocultamiento del Ser es la pretensión que queda inconclusa con Nietzsche , pero que incluso, en esa ceguera por el descubrimiento de este develamiento-ocultamiento ya nos entrega vestigios de una manera particularmente distinta de pensar el ser desde el instante como negación de la afirmación del ser, que se niega a ser interpretado por el concepto y la teoría y que prefiere donar-se en la mismisidad del acontecer, pero rehusándose a todo apropiamiento abarcador. Porque dirá Heidegger “El decir del pensar sólo reposaría en su esencia si se hiciera impotente para decir lo que debe quedar callado” Por eso, nos dirá el profesor “el Ereignis da de sí la oportunidad a la experiencia misma del pensar para que funde nuevamente y pueda morar de modo más propio, más suyo.”

El profesor nos recuerda que para Nietzsche el hombre es transito, que la meta no es sino camino y que, en definitiva, “ el tiempo es memoria” “En lo particular del individuo se encontraría el universal.”

Ciertamente que Heidegger, al momento de estudiar el pensamiento de Hegel y Nietzsche, tiene presente todo el acontecer de Europa y ve como la metafísica se presenta como una fundamentación tecnologizada del acontecer de occidente.

Lo suprasensible se convierte en técnica, en un simple producto de lo sensible. La teología se degrada a una teología de segundo orden. Mientras que la onto-teología griega levantaba a la ciencia, esta ontología de segundo nivel niega su propia esencia, convirtiéndose en algo degradado. La distancia (diferencia) deja de existir entre lo sensible y lo suprasensible. “ La consumación de la infinitud termina en un ni esto ni aquello” . Todo da lo mismo, el mundo ha terminado convertido en un “estante, en una galería comercial. Estamos en el reino de lo sin sentido, en el reino de la técnica. La pregunta por el sentido ha sido desplazada, se vive mas bien a la deriva, Estamos en lo que podríamos llamar “ la nihilidad del sentido” Nos podemos preguntar ¿todo esta perdido? o por el contrario, ¿esta situación epocal en la que nos deja situado Nietzsche, nos abre a nuevas posibilidades?, ¿se contempla en este abismo oscuro y profundo algún rayo de luz?; la respuesta de Heidegger es sí, pero esta labor de construcción de una nueva metafísica no onto-teológica debe concretarse desde un afuera del “logos conceptualizante” que termina convirtiéndolo todo en simple técnica. Heidegger al adentrarse en el pensamiento Nietzschano, no lo hace desde su simple subjetividad , sino que más bien su tarea es comparable a un viaje místico en el cual se encuentra sumergido en la interioridad del ser. Su voz no es sino la del ser, que se manifiesta en todas aquellas fisuras del pensar metafísico occidental y que Heidegger va develando, rescatando .

Frente a los que lo critican la respuesta de Heidegger es rotunda, pensar a Nietzsche o desde el afuera de Nietzsche es pensar el ahora, es un pensar “lo tocante a la verdad”, ellos en cambio ( Los científicos, los técnicos ,los filósofos mutantes) se han quedado en “islas de significaciones”, en realidad son incapaces de pensar pues se hallan apresados en un pensar onto- teológico degradado a mera técnica. “Toda meditación de este tipo, cuando pretende ser algo más que una vacía y repetitiva crónica, pasa por encima de aquello que concierne a la meditación”.

La esperanza está puesta en que en este transitar del hombre, éste pueda tomar autoconciencia de su situación y poder renegar de ella y así llevar acabo una apropiación de sí mismo. Significa abrirse a la gratuidad del ser en cuanto don y contemplar el ahí del ser.

2. ALGUNOS TEMAS A CONSIDERAR

EL INSTANTE

El Ereignis como acontecimiento apropiador sólo es posible si se produce primero un carácter gratuito del Seyn que es lo que Heidegger denomina la “aperturidad esencial”. Lo normal (en sentido peyorativo) es que aquello no ocurra, ya que, lo que sucede generalmente es el ocultamiento del ser por la exagerada importancia que se le da a los entes. Esta ha sido la historia de la metafísica de Occidente.

El Ereignis es, según nuestro profesor, una dialéctica de la experiencia. Es decir, se manifiesta y se oculta a la vez. Lo propio del Ereignis es ser “signo”, develarse y ocultarse para no ser atrapado por la conceptualización del Ser , es ser tránsito, abrirse a lo más hondo y con ello no dejarse pertenecer por nadie ni nada, es vivir el espacio libre, es el entre de los seres que posibilita lo imposibilitado, el corte imaginario y radical, es el llamado a dejar lo impropio para decidirse por lo más propio.

El grave problema que nos suscita, a propósito de lo expuesto por Heidegger, es si el filósofo ha de guardar silencio ante la imposibilidad de poder conceptuar el Ereignis, puesto que éste se rehúsa a ello. La respuesta para Heidegger, viene dada por un “pensar poetizante”. A partir de esto nos podríamos plantear lo siguiente ¿habrá una salida distinta a lo propuesta por Heidegger que nos permita seguir en el ámbito de la filosofía, pero sin caer en las aporías de la concepción tradicional de la Metafísica.

Una salida atendible es la que nos propone X. Zubiri, quien establece que antes de toda conceptualización nos enfrentamos, sentimos, a la realidad como algo de suyo. Que “lo físico es una dimensión no noética que se impone radicalmente como lo absolutamente otro en la aprehensión misma, y que requiere al pensar mismo a desmantelar cualquier construcción teorética rígida que intente ponerse por fuera de lo físico mismo (...) ese pensar, en tanto, erfahrung, sería la experiencia del método mismo de la razón sintiente”

Hemos querido solamente dejar enunciado las posibilidades que nos entrega el pensamiento Zubiriano para decir algo en forma positiva acerca del Ereignis.

LA TÉCNICA

“¿No erramos a través de una nada infinita? La fórmula “Dios ha muerto” comprende la constatación de que esa nada se extiende. Nada significa aquí ausencia de mundo suprasensible y vinculante.” Este nihilismo es una constatación de la existencia de un pensamiento que está muy lejos de ser “pensar”, más bien, se ha transformado en desarraigo, en mero conocimiento relativo a... carente de sentido abarcador (que es lo mismo que decir sin sentido)

Lo que acabamos de decir está dado en la manera de entender el pensar por la tradición moderna, dominada por un tipo de “pensamiento calculador” que pretende homogeneizar una manera propia de ver el mundo y la realidad. Es como si nuestra manera de enfrentarnos al mundo estuviese traspasada por una forma peculiar de enfrentarse a la ciencias, técnicas, cine, arte, etc. Un pensamiento que corre tras de todo y que no es capaz de detenerse a interrogarse por aquello que persigue. Un pensamiento “útil” en la medida en que sirve para mezquinos estratos del saber científico, dejando a entrever que lo único válido, la afirmación misma de la vida, está dada en aquello inmediato, alejado de toda contemplación por el Ser, sino que desarraigado de toda forma de enfrentarse a la pregunta por la esencia de la existencia. Un pensamiento que niega el pensamiento mismo pues no está abierto a otra cosa que no sea más que cálculo, “aun cuando no opere con números ni ponga en movimiento máquinas de sumar o calculadoras electrónicas” Esto es más grave aún cuando...”. Todos nosotros, incluso aquellos que, por así decirlo, son profesionales del pensar, todos somos, con mucha frecuencia, pobres de pensamiento (gedanken-arm); estamos todos con demasiada facilidad faltos de pensamiento (gedanken-los). La falta de pensamiento es un huésped inquietante que en el mundo de hoy entra y sale de todas partes. Porque hoy en día se toma noticia de todo por el camino más rápido y económico y se olvida en el mismo instante con la misma rapidez.” Este pensamiento impropio del ser es lo que Heidegger ha denominado “Técnica”, pensar desarraigado, irreflexivo, afirmativo del ser, pero que lo niega en su esencia porque es un pensamiento ontoteológico, vuelto hacia las cosas, detenido en sus significados y dejando escapar sus significantes.

Esta manera de pensar es lo que ha llevado a la metafísica a la perversión, pues no es capaz de llegar a la esencia misma del Ser como acontecimiento apropiador y a la desnaturalización, porque le ha quitado a la metafísica lo más propio suyo que es el esfuerzo por re-pensar de nuevo lo Es. Un pensar especulativo que desea dominar sobre el Ser y no dejarlo en la gratuidad. En aquello in-nombrado, en lo des-mantelado, en lo des-preocupado. La Metafísica como onto-teo-logía, es decir, en el juego del ahora que no se ha volcado sobre sí mismo.

¿Por qué hemos caído en esta manera de pensar calculadora, técnica? ¿Habrá una forma distinta, en cuanto nueva, de pensar el pensamiento? Si estamos desarraigados de lo fundamental ¿Es posible encontrar más allá de lo ente y de los entes una manera más propia de pensar el ser? ¿ Y si al decir más allá no estaremos en una nueva manera de hacer ontoteología? Si al pronunciar al ser estamos afirmándolo y con ello cayendo en la ontoteología ¿cómo es posible hablar del ser sin caer en las preconcepciones establecidas previamente por el colectivo imaginario de la metafísica? ¿No será este nuevo discurso sobre el ser una nueva afirmación del mismo y con ello no caeremos en el eterno retorno de lo mismo? ¿No terminaremos como Nietzsche hundiéndonos en nuestro esfuerzo por negar lo anterior? Difícil tarea nos ocupa.