jueves, 10 de septiembre de 2009

EL PROBLEMA DE LA IDENTIDAD CHILENA

Septiembre es un mes que nos recuerda muchos acontecimientos que hacen alusión con nuestra historia y nuestra identidad como país. Este último es, esencialmente, una cuestión compleja y debatible en varios sentidos. ¿Cuál es nuestra identidad como nación? ¿Cuáles son las raíces de nuestra cultura? ¿Bajo qué parámetros o ideologías nos ubicamos para definirla?


La Identidad es un concepto que hace alusión a la definición misma de una cosa; es la que hace que una cosa sea, y que por ende, se diferencie de otra. Este principio lógico aristotélico fundamental hace referencia a la esencia o forma de una determinada realidad. Heidegger en cambio, establecía en su obra “Ser y Tiempo” que ser y pensar son lo mismo, es decir, se da identidad cuando la cosa que es pensada coincide con la cosa misma. En otras palabras, cuando ser y pensar se piensan como lo mismo, es decir, cuando hay adecuatio o adecuación. Pero yendo a nuestra problemática, ¿Los chilenos pensamos todos los mismo de nosotros mismos? ¿Piensan los Aymaras en el norte, los chilotes en el Sur o los mismos Santiaguinos de los de regiones lo mismo acerca de nuestra identidad y sobre nuestras raíces culturales?


Desde la sociología se nos indica que las raíces culturales de nuestra nación surgen del encuentro entre dos culturas; los valores católicos traídos por los españoles y la cultura indígena. Es un origen no escritural como lo afirma el sociólogo de la universidad Católica Pedro Morandé, sino que una experiencia compartida, independiente de la forma en cómo se haya dado si unos la impusieron a otros o si otros la aceptaron, el asunto final es que este encuentro se forjó en la oralidad de la vivencia misma entre estas dos culturas que trajo consigo el mestizaje. Este sujeto nacido de esta nueva forma de habitar en la realidad.


Como bien lo afirma el Profesor Larraín en su libro modernidad, razón e identidad en América latina, “En contra de muchos autores que acentúan las relaciones de diferencia y oposición entre indios y españoles y que describen a estos últimos dominando y subordinando a los primeros, para entender la síntesis cultural nacida del encuentro entre indios y españoles se tienen que privilegiar las relaciones de participación y pertenencia más que las relaciones de diferencia y oposición.”(Larraín, 2000) No es coherente, a mi modo de ver, explicar esta relación desde la dialéctica hegeliana del amo y del esclavo, sino que más bien, se dieron otras muchas instancias de encuentro y de vivencia compartida más trascendentales que la simple dominación. No hay que olvidar que en América latina, y por qué no en Chile, los indígenas fueron los que posibilitaron alianzas con los españoles para poder defenderse y/o luchar contra otros indígenas.Por lo tanto, y como sigue afirmando Larraín, el mestizo debe entenderse como el resultado de alianzas cimentadas por matrimonios interraciales, tal como se practica en todas las sociedades primitivas basadas en el parentesco.(cfr. Larraín, ibid)


Si repasamos un poco la historia militar de nuestra patria, el problema se nos complejiza aún más; ¿la patria resultante de la lucha entre los patriotas y los españoles fue mérito de Bernardo O’Higgins o de José Miguel carrera?¿qué lugar ocupa Manuel Rodríguez o San Martín en nuestra lucha libertaria?¿No es también fruto de su aporte?


Sin lugar a dudas que pensar Chile pasa por pensar en lo que somos, es decir, pensar en lo distinto que somos y en lo diferente que son nuestras miradas acerca de lo que somos, pero por sobre todo, pensar en Chile implica pensar en lo que podemos ser capaces de compartir y en lo que hemos compartido; Chile se identifica con el fruto de su gente y con lo de particular que tiene cada rostro que se forja en esta patria…Pensar Chile, significa pensar en la multiplicidad de culturas que nos difrencian y que enriquecen la misma; Chile es lo que habitamos, siendo en cada instante. La cultura chilena es mestiza, y sigue siéndolo… No somos ni mejores ni peores, sino aquello que hemos llegado a hacer. Nuestra identidad se forja en el hacerse cotidiano. Tenemos algo de O’Higgins o algo de Carrera y de Rodríguez.


Estaremos respondiendo a nuestra identidad patria cuando todos seamos capaces de pensar en lo que une y en incluir aquello que nos diferencia, tal vez, en eso, coincida el ser chilenos y pensar como chilenos.