sábado, 30 de mayo de 2009

LA ACTUALIDAD DE LO GRIEGO


“El Hombre o es político o no es hombre” (Aristóteles)

¿Por qué hablar de Grecia hoy? ¿Qué nos puede enseñar una mirada a la Grecia Clásica, la de Pericles, Platón o Aristóteles? Hablar del Pasado sólo tiene sentido en la medida en que nos puede explicar el presente. Desde esta premisa deseo referirme brevemente al pasado, al origen, y cuando me refiero al origen no sólo lo es en el ámbito histórico sino que tal y como lo define la Real Academia de la Lengua Española “aquello que tiene, en sí o en sus obras o comportamiento, carácter de novedad.” Por lo tanto, nuestra mirada al mundo griego será una mirada por el carácter novedoso que tiene esta cultura para occidente.

Los griegos entendieron al ser humano más que como un individuo como a una Persona, es decir, la antropología griega viene definiendo al hombre esencialmente como un animal político (Zoom Politikom). No puede imaginar al ser humano fuera de la polis y de las preocupaciones de la misma. El hombre o es político o es un dios o una bestia, dirá en su obra “La Política”, el estagirita. Con ello, quiere dar a conocer la imposibilidad misma de las personas de tornarse indiferentes a los grandes temas de la sociedad. El griego no se puede imaginar a un Robinson Crusoe que vive sólo, aislado de los hombres en una isla, sin necesitarlos. El hombre es por naturaleza un ser lógico, es decir, un ser capacitado de emitir palabras, de comunicar y de comunicarse. El lenguaje, que es la manifestación de la racionalidad para el griego, implica la necesidad del Otro y allí radica fundamentalmente la sociabilidad humana.

Somos responsables mutuamente de la construcción de una sociedad en la que todos nos sintamos participes y colaboradores del desarrollo de la misma. Frases que hemos venido escuchando en casi todos los discursos actuales no es sino la repetición de la convicción, nacida en la civilización griega, de la corresponsabilidad en la suerte de la polis. El ciudadano griego discute, reflexiona, se entristece y celebra en el ágora que no es otra cosa que la continuidad de la acrópolis, es decir, la ciudad es para el griego un tema sagrado, un ámbito donde la vida cotidiana se vuelve trascendente.

Esta visión griega de la ciudad recobra una novedad absoluta para el ciudadano de hoy. Necesitamos ciudadanos comprometidos y responsables de su ciudad, Necesitamos recuperar una antropología que recoja la sociabilidad humana en el ambito de lo político. Es preciso revisar nuestros discursos políticos, sociales, culturales, etc. Es importante partir del supuesto que nadie puede retraerse a los intereses de la polis y ello implica ser solidarios con la pobreza, la miseria, el sufrimiento de conciudadanos que viven aquejados por males que la misma ciudad les provoca. Las autoridades deben dejarse interpelar por los ciudadanos, deben acercarse al ágora pues es allí donde se escucha al demos.

Aristóteles afirmaba que quien no es parte de la polis es una idiotez, es decir, un animal y no un hombre. Ni siquiera un dios, pues los dioses viven en la comunidad del olimpo. Esto es un llamado a tantos que no se sienten participes de la actividad política a no comportarse como idiotas, pero también a los políticos a mirar más allá de los intereses personales y familiares. Los griegos nos legaron la claridad mental y con ella, es necesario volver a leer los relatos políticos que nos invaden, tal vez no solo estemos lejos históricamente de la cultura griega sino también moral y políticamente. Tal vez, los griegos aun nos puedan ayudar a explicarnos lo que nos falta en el presente.