Dr. Ricardo
Montes Pérez
Doctor en
Filosofía
Estimados y estimadas….
Quiero comenzar esta intervención, citando el diálogo entre
el Principito y el zorro que el autor Antoine de Saint Exupery ubica en su
capitulo XXI. En Él se lee:
“Pero mi rosa sola es más importante que todas ustedes
juntas, porque solo a ella la regué yo. Porque sólo a ella la puse bajo una
campana de vidrio. Porque solo a ella la abrigué con el biombo. Porque solo a
ella le maté las orugas. Porque solo a mi rosa, la escuché llorar, o presumir,
o incluso a veces callarse. Porque es mi rosa.” (…) He aquí mi secreto. Es muy
simple: solo con el corazón se ve bien. Lo esencial es invisible a los ojos.
(…) Es el tiempo que perdiste por tu rosa es lo que hace que tu rosa sea tan
importante (…) Eso los hombres lo han olvidado, pero tú no debes olvidarla. Te
vuelves responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de
tu rosa.”
Estas palabras resuenan en esta ceremonia con un nuevo eco y
sentido. El zorro le enseña al principito el valor profundo de la entrega; el
tiempo perdido. Una pérdida que no tiene la acepción de gasto sino de ganancia.
El tiempo, un bien, cada vez, más escaso e inapreciable; un recurso no
renovable, nos dirá el o la profe de historia; una dimensión fundamental de la
existencia nos dirá él o la profesora de ciencia; un valor esencial nos dirá la
profe de filosofía y de religión. El tiempo es el que nos permite estar aquí.
El tiempo que han perdido sus queridos profesores y/o
profesoras, porque han dedicado muchas horas, preocupaciones, en ustedes. Lo
han hecho porque ustedes han sido para ellos una flor importante, por lo que
han donado su tiempo frente al computador, en sala de clases tratando de
comunicar sus aprendizajes entre la mascarilla, el audio y la pizarra que no
todas ven. Han gastado su tiempo planificando sus clases en modalidad
mixta, han adecuado sus instrumentos
para que sean más inclusivos, han diversificado sus estrategias de aprendizaje
para que tanto las niñas que están presenciales como las que están en casa
puedan acceder a mejores aprendizajes, han perdido su tiempo para que desde el
otro lado de la pantalla, alguien les conteste: “presente señorita”.
Pero ustedes, queridas alumnas también han perdido su tiempo,
pero ese tiempo lo han perdido porque saben que traerá beneficios; ese tiempo
lo han perdido en ustedes, en consolidar su proyecto, en creer en ustedes mismas.
Lo han gastado salvando las dificultades que resulta, en algunos casos,
conectarse a internet, acceder a classsroom, intentando hacer tareas con la
inseguridad que genera la distancia social impuesta para aclarar dudas y no se
las deje en el visto. Ustedes han perdido su tiempo y ahora son responsables de
ese tiempo y creo que por ello están aquí, porque han podido regar la rosa que
son ustedes mismas para que florezca. Ustedes han hecho que el tiempo sea
favorable y no monótono. Que las horas ocupadas en lo que han estudiado, ha
permitido que ustedes se vean domesticadas por ese amor al conocimiento que
abre horizontes perpetuos.
En conclusión, nos diría la profesora de lenguaje, o como
resultado final, insistiría el profe de matemática, Gracias!! por permitirnos
dejarnos domesticar por ustedes, por “perder” nuestro tiempo en ustedes, porque
ahora son importantes para nosotros. Gracias porque el tiempo nos obliga al
reconocimiento, nos hace incursionar en el recuerdo y nos despunta a la
esperanza. Gracias porque nos han permitido creer en ustedes, y es esa fe es la
que hoy celebramos porque lo importante es invisible a los ojos solo se ve bien
con el corazón.
Por último, gracias por embellecer nuestro jardín.
Ovalle, 14 de Diciembre de 2021.-